El reloj comienza a
sonar a mi lado. Me estiro un poco para apagarlo.
Un nuevo día. Un
nuevo infierno.
Mis ojos, que están
apenas abiertos, captan la luz entrar por la ventana de mi habitación. La
ventana cerrada desde siempre está cubierta por dos cortinas rojas. El rojo
siempre fue mi color favorito desde que tengo memoria.
Me estremezco al
recordar que día es hoy.
Hoy es sábado; el
primer sábado de agosto. Hoy, las máquinas manejadas por el gobierno pasarán a
recoger a todos los adolescentes que cumplimos quince años en el último año.
Me levanto de la
cama y sacudo mi cabeza para despejarme del sueño cercano. A los pies de mi
cama está el uniforme que me dejaron ayer en la puerta de mi casa, que es de mi
talla y se supone que es obligatorio, aunque nunca alguien se salta la parte de
agregarle algún accesorio, ya que es de un gris aburrido y oscuro.
Pero yo no me
quiero meter en problemas, y opto por dejarlo así como está.
Me dirijo al baño y
me doy una ducha, que dura aproximadamente diez minutos, sin saltar la parte de
ponerme a reflexionar sobre este día. El día que los libros de Biología e
Historia nombran como el más importante del año para los jóvenes.
Al salir de la
ducha y de mi eterna reflexión (salir de ella me deprime un poco), me seco y me
peino el cabello. Por último, me pongo el uniforme que me hace acordar a los
trajes de los súper héroes de las historietas que mi hermano menor, Lance, lee.
Voy hacia el espejo
que está sobre mi mesa de noche y me miro, mientras rezo con que yo no sea uno
de ellos.
Desde hace tres
décadas que se impuso la regla de investigación de la sangre. Eso se nombra en
todos los libros, exceptuando el de Matemáticas y el de Física.
El libro de
Biología dice que, cuando la sangre de una persona lleva partículas prohibidas,
es un híbrido. Los híbridos, con el paso de los años, obtuvieron potencial, y en
este momento, solo quedan unas pocas ciudades humanas.
Las partículas
prohibidas, si es que se poseen, se activan después de los quince años. Se
desarrollan habilidades sobrehumanas. Si eres un híbrido, te sacan de la ciudad
y te llevan a la ciudad de Tres Pisos más cercana. Esta ciudad tiene tres
plantas: un edificio en la superficie de la tierra, una instalación en el
subsuelo, y una clase de edificio flotante en el cielo. De ahí ese nombre
tan... ¿Original? ¿Irónico? ¿Obvio? ¿Estúpido?
Escucho como llaman
a la puerta de entrada, y como una voz metálica me nombra desde abajo. Me
estremezco y siento mis manos traspirar. Me las limpio en los pantalones y me
muerdo el labio, sin retirar la vista del espejo.
Le hecho una última
mirada a mi habitación, y, finalmente, bajo las escaleras, aunque insegura.
Mi madre está al
lado de la puerta, observándome bajar. Afuera, hay una máquina con forma de
escarabajo y que podría compararse perfectamente con el sofá de mi sala de
estar.
Antes de salir, mi
madre me abraza, me acaricia el cabello, y me mira con sus ojos ámbar, iguales
a los míos, llenos de lágrimas. Si el caso es que yo soy una híbrida, esta
sería la última vez que la vería.
Los únicos que
podían ver a los híbridos fuera de la ciudad eran los no-desarrollados, o sea,
los menores de quince. Escucho las pisadas de mi hermano de diez años. Su
cabeza, con cabello marrón más oscuro que el mío, aparece primero por la puerta
de cocina. Lance corre hacia mí y me abraza en las piernas, mientras yo le
sacudo el cabello y se lo despeino.
Mientras salgo de
mi hogar, les hago señas a mi familia y bajo las escalinatas. Camino por el
frente de mi casa mientras la máquina se mueve hacia el centro de la ciudad.
Todos los adolescentes de la cuadra la seguimos.
Cuando estamos
llegando a la esquina de mi cuadra, siento que alguien me empuja y escucho una
voz familiar. Una voz familiar que solo me trae problemas... y un terrible
dolor de cabeza.
—Hola, Kya, ese
uniforme te favorece— le lanzo una mirada de odio a mi vecino, Josh, que parece
agradable y completamente sexy a simple vista, pero que al abrir la boca puede
resultar un reverendo idiota—. Vamos, ¿Me dirás que no estás nerviosa?— yo sé
lo que quiere oír, así que le pego fuerte en las costillas. No le demostraré
que tengo miedo por lo que vaya a ocurrir—. Yo sé que me quieres— dice,
encogiéndose de hombros, burlonamente.
Decido seguirle la
corriente.
—Sí, no sabes
cuánto— le respondo, sonando lo más sarcástica que puedo. El ser sarcástica
siempre molestó a Josh, que ahora me está dirigiendo una sonrisa.
Cuando me doy
cuenta, ya estamos en el centro. La plaza central está frente a nosotros. El
edificio de justicia está al otro lado de la calle, tan viejo como lo recuerdo.
En los libros de Historia, aquel edificio está nuevo. En los libros de
Historia, también dice que esta parte del continente se llamaba Norte América.
En aquel entonces, este territorio se llamaba Columbia Británica, que quedaba
en un país llamado Canadá. Ahora, lo único que conozco, y voy a llegar a
conocer es la Nueva Vancouver.
Frente a nosotros,
el edificio de las Especies se levanta. Este es el edificio más grande de la
ciudad, con cerca de cincuenta plantas, y es realmente hermoso. Todas sus
plantas están decoradas por cristal azul, que en la puesta del sol brilla con
tanto resplandor que podría verlo todo el día.
Pero la vida no
empieza ni termina ahí.
Cuando la máquina
se acerca a la puerta, esta se abre y el escarabajo entra, sin esperar a que le
sigamos. Nuestra obligación es seguir a la chatarra, es una norma que no
podemos romper.
La máquina nos
dirige por un largo pasillo. A lo lejos, observo una plataforma.
Entramos a lo que
llaman el patio central. En el centro, una máquina conocida como “Máquina Madre”,
ya ha comenzado a escanear adolescentes, en busca de un Híbrido al que enviar
al destino, o de un Humano al que debe seguir su vida normalmente.
El lugar está
abarrotado de adolescentes. En un extremo hay un grupo de chicos hablando
sonrientes. Por el alivio en sus caras, se puede notar que ellos ya han pasado
la prueba y son humanos.
Pero no logro ver a
ningún chico que muestre cara de nerviosismo, claro además de los que estamos
esperando a ser escaneados. ¿Dónde están los que tienen partículas prohibidas
en la sangre? ¿Acaso los han asesinado? Lo dudo.
Al cabo de unos
diez minutos, que parecieron ser horas para mí, una voz metálica y potente me
llama por el número de mi casa.
Respiro
entrecortadamente, mientras me acerco al centro del patio. Allí, hay cuatro
círculos alrededor de la máquina. En cada uno, un chico se debe parar mientras
el escáner barre a cada uno. He escuchado como gritaba Híbrido o Humano
alrededor de veinte veces.
Comienzo a sudar en
las manos cuando me doy cuenta de que es mi hora. Con esto, se decide mi
destino. Miro furtivamente a mí alrededor, como si la respuesta a todo
estuviera allí, aunque esté dentro de mí. Veo que Josh me sonríe, animándome.
El escáner comienza
a moverse hacia mí, lentamente, y un cosquilleo se enciende en mi interior
cuando ya está arriba mío. La máquina está dentro de mí. De mí cuerpo. De mí
mente.
Segundos después,
un par de palabras aparecen en mi campo de visión. Combatiente Hipnotizante Angelical.
Tres palabras. No
una.
Tres palabras.
Humano no está entre ellas. No soy humana... soy...
—Híbrida— dice la voz computarizada de la
máquina encima de mí. Aprieto fuerte los ojos cuando siento que algo me agarra
de la cintura y me lleva hacia un lugar.
Al abrir los ojos,
una puerta está delante de mí. Es la habitación donde están los híbridos.
Mientras la pinza de la máquina me tira dentro de la habitación bruscamente,
puedo observar varios adolescentes. Cuando toco el suelo, escucho como llaman a
Josh.
Segundos después,
me encuentro llorando sobre un piso frío. Una mano se posa sobre mí y levanto
la mirada lentamente. Una chica que tiene ojos azules y cabello violeta me mira
con ojos llenos de compasión. ¿Compasión? De seguro un familiar de la chica es
un híbrido y ella ya se lo veía venir.
—Me llamo Mia—
dice, alegre, cosa que yo no estoy ahora—. Tú eres Kya, ¿Verdad? — asiento con
la cabeza, medio aturdida. Aquí, la mayoría de las veces, todos nos conocemos,
aunque yo no conozca a casi nadie.
Mia, en realidad,
parece ser bastante sociable, cosa que yo no soy.
Una máquina se
mueve en el patio, la puerta se abre y Josh cae dentro.
—Hola, Kya, nos
vemos de nuevo— me dice, con una sonrisa arrogante y burlona dibujada en el
rostro. Me dan ganas de sacársela con un golpe.
Mia nos mira a
ambos. Ella nota un poco la tensión que flota sobre mí y abre la boca.
—¿Qué les ha dado
el escáner? — pregunta. Parece que fue lo primero que se le vino a la cabeza—.
A mí Combatiente Curativa.
Josh resopla a mi
lado, y se cruza de brazos.
—Cambiante— dijo al fin, pero con tono de
reproche.
Trato de recordar
las palabras que vi.
—Yo... — vacilo un
momento, mientras trato de limpiar mis lágrimas—, Combatiente Hipnotizante Angelical.
Las miradas de
desconcierto de Josh y Mia caen sobre mí. Me siento incómoda, y me encojo de
hombros.
Levanto la vista y
veo a Josh sacudir la cabeza.
—Oh, no, esto no
está bien— dice.
—¿Qué no está bien?
— pregunto, inocentemente. En la escuela, rechacé tomar la clase de
conocimiento Híbrido.
Mia resopla a mí
lado.
—Estás en el
margen, por así decirlo— dice Mia, haciendo gestos con las manos que parece ser
una costumbre de la chica—. Gracias a lo Angelical
tienes que ver con el equilibrio de las sociedades,
Bien, esto está
excelente, ya estoy metida en algo que no me agrada.
Siento que mi
cabello se arremolina y que mis ojos lloran. Lo mismo pasa con Mia, y con el
cabello azabache y los ojos verdes de Josh. El techo de arriba nuestro se abre
y diviso una nave Híbrida.
Nos succionan y sé
que, al estar dentro de la corriente de aire, soy una híbrida, y que estamos
rumbo a la ciudad de Tres Pisos.
holaaaa, me estaaa gustando,me atrapo, voy a seguir leyendo, la letra es una caca.
ResponderEliminarJAJAJAJJA, hola, me mato el "la letra es una caca"... en algun momento tal vez la cambie ah
EliminarTengo que seguir leyendooo, me re colgue. Tengo taanto que leer y taan poco tiempo que me pone nerviossa. No poder leer princesa mecanica me perturba.- :C
Eliminarvos leete Princesa Mecanica que no veo la hora de hablarte del final :$ cuando tengas tiempo leete MI historia... ahq
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