21.10.13

Reseña #6: Zafiro de Kerstin Gier


Sinopsis

Alemana


Piedras Preciosas #2

Gwen vive en una nube... ¡con Gideon!, aunque sabe bien que el amor entre dos viajeros en el tiempo puede deparar sorpresas traicioneras. Por suerte, tiene muy buenos consejeros: su mejor amiga, Leslie, su compinche, James el fantasma, y Xemerius, una gárgola que se mete en bastantes líos.
Además, Gwen y Gideon tienen importantes problemas de los que ocuparse... Por ejemplo, salvar el mundo. O aprender a bailar un minué (algo nada fácil). Sin embargo, ambos deberán entender que el amor debe imponerse, sobre todo cuando caigan en las redes del conde de Saint Germain...







Opinión Personal



El que me dice que este libro es feo... o algo por el estilo, es enviado a un pozo lleno de patos o lo mando al infierno (literal), porque este es el libro más hermoso del universo, okno.
Es el libro que más me gustó de la trilogía, pero sigo sin entender por qué. Debe ser por el ida y vuelta que hay entre Gideon y Gwen a lo largo del transcurso de la historia. Con este libro, me di cuenta de que me gustaba el amor/odio, así que esa fue una de las principales razones por las que amo el libro.
Otra de las razones, de lejos, los personajes.
En esta parte de la historia, Gwen fue marcha atrás, por así decirle... el afecto que tiene con Gideon la tiene metida en una burbuja, que en vez de avanzar va hacia atrás. Tampoco ayuda la aparición de Xemerius, un daimon gárgola (o lo que queda de él, ya que es un fantasma), que solo Gwen puede ver y hablar con él.
Española
Xemi (lo llamó así porque es más tierno), como ya dije, es un daimon gárgola, con forma de gato, con cola que termina con un triángulo (okno) y alas de murciélago. Siempre molesta a Gwen con que quiere una mascota, pero como dije en la anterior reseña, la tía bruja de Gwen no permite tener mascotas por una alergia (que pienso es falsa). Otra cosa que me gustó de Xemi: sus comentarios. Por ejemplo, ¿Saben qué nombre le ha puesto a la camisa de Gwen del instituto? La remera de amarillo pipi. Otro ejemplo: ¿Saben como la llama a Gwen? La chica del pajar (por andar con Gideon).
En esta secuela, además de conocer a Xemi, conocemos a un par de personajes más: Raphael Bertelin es uno de ellos.
Raphael es, nada más ni nada menos, el hermano menor de nuestro querido Gideon de Villiers. Tiene ese apellido por su padrastro, y, luego de mandarse una macana en su hogar en el sur de Francia (creo que era el sur, ahora no lo recuerdo muy bien), decide ir a vivir con su sexy hermano mayor. Y saben... su canguro es Charlotte, pero Raphael es rebelde, y no se deja encantar por esa víbora.
Leslie sigue tan torpe como antes. No busca tanto en Wikipedia (gracias a Dios), pero da los peores consejos (o eso opino yo)... pero, ¿No dan las mejores amigas los peores consejos? Yo opino que sí. DESEO TENER UNA MEJOR AMIGA COMO LESLIE.
En cuanto a los otros personajes... me gustan mucho las intervenciones de Paul y Lucy (aunque en este libro no aparecen mucho). Ellos ayudan a que la historia tome un poco de forma. Hay otros personajes que me gustan, y otros que odio con toda mi alma, pero no diré quienes son (uno de los que odio es el conde de St. Germain, y otro Mister Ardilla xDD... y Giordano).
Gracias a este libro, ahora la canción “Breaking Free” de High School Musical, no va a volver a ser lo mismo. Si quieren saber por qué... bueno, lean el libro :D
Ya dije que amo la maldita arrogancia de Gideon? Es que lo hace ver tan sexy... fuerte... duro... nervioso... si han escuchado la canción Faster, de Sofi de la Torre, que forma parte del soundtrack oficial de la película de Rubí, sabrán a lo que me refiero...

Cruza las fronteras del tiempo y encuentra el verdadero amor


Todo había empezado con aquel beso.
Gideon de Villiers me había besado a mí: Gwendolyn Sheperd.
Naturalmente, debería haberme preguntado por qué se le había ocurrido aquella idea de una forma tan repentina y en unas circunstancias tan extrañas, escondidos en un confesionario y todavía sin aliento tras una persecución de película por medio Londres. Pero el hecho era que en aquel momento yo no pensaba absolutamente en nada, aparte quizá de que no quería que el beso acabara nunca. Por eso tampoco fui del todo consciente del tirón que sentí en el vientre ni me di cuenta de que entre tanto habíamos vuelto a saltar en el tiempo...



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